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El equilibrio entre el trabajo y la familia

Las tensiones causadas por un rol ocurren cuando las responsabilidades de un rol interfieren con tu capacidad de cumplir los otros roles de tu vida. La transferencia de emociones ocurre cuando las condiciones y las relaciones de un ámbito de tu vida tienen un efecto en otro ámbito. Encontrar un balance adecuado entre tu vida laboral y tu vida familiar no es una tarea fácil, pero los beneficios para tu bienestar hacen que valga la pena el esfuerzo.

Decide cuáles son tus valores y los de tu familia 

Un valor es un principio, norma o cualidad que se considera valiosa o deseada. Los valores guían nuestras acciones y estructuran nuestras vidas.

-Los ámbitos en los que solemos mostrar valores sólidos incluyen a las labores domésticas, las comidas y la hora de comer, el cuidado de los niños, el mantenimiento del auto y de la casa, las relaciones entre cónyuges, padres e hijos, la educación, el dinero, la política, la religión, etc.

-Especificar tus valores es esencial para lidiar con las demandas laborales y familiares. Ellos te indican qué es importante en sus vidas y qué es importante para ti. Por lo general, no reconocemos ni cuestionamos nuestros valores hasta que surge un problema.

Fíjate metas 

Las metas son importantes en nuestras vidas y nos ayudan a decidir cómo usar nuestro tiempo. Las metas incluyen frases como “quiero tener mi negocio propio para cuando tenga 40 años” o “quiero culminar la universidad antes de formar una familia”. Nuestros valores predeterminados dan forma a nuestras metas y nos dan el impulso que necesitamos para cumplirlas. Los valores subyacentes de estas dos metas podrían darle una gran importancia a la iniciativa, el logro y la educación.

Fíjate prioridades.

-Priorizar es esencial para administrar el tiempo con eficacia. Es difícil lidiar al mismo tiempo con la vida laboral y la familiar, y tratar de encontrar un tiempo para tus amigos, tu familia y para ti solo. Incluso si usamos nuestro tiempo de forma eficiente, esto no significa que lo estamos usando de forma eficaz. En otras palabras, podemos estar haciendo las cosas correctamente, pero no necesariamente son las cosas correctas. Por lo general, no planificamos ni programamos las actividades que nos impulsan hacia nuestras metas, en especial aquellas metas que no son concretas. Una forma de solucionarlo es priorizar tus metas y decidir cuáles son más importantes a corto, mediano y largo plazo.

-Después de determinar cuáles son las metas más importantes para ti, empieza a trabajar para alcanzarlas primero. No pierdas de vista a tus otras metas, pero trata de enfocarte en las que requieren tu atención inmediata.  

Organízate en un nivel cotidiano 

Crea rutinas diarias y un plan cotidiano estructurado en lugar de reaccionar a lo que sea que ocurra. Planifica con anticipación y anticipa tus necesidades.

-Es una buena idea contar con un plan de respaldo listo en caso de emergencias para que estés preparado con un plan de contingencia si algo surge.

-Establece una red de apoyo a la que puedas recurrir. Relaciónate con amigos, familiares, vecinos, compañeros de trabajo y profesionales. Debes estar preparado y dispuesto a pedir ayuda si la necesitas.  

Evalúa nuevamente lo que significa estar en control. Muchas veces sentimos que tenemos más control si hacemos todo por nuestra cuenta. Sin embargo, esto puede evitar que alcancemos nuestras verdaderas metas, ¡después de todo no somos súper humanos!